Guadalupe, a quien llaman “Kika”, sufrió graves quemaduras cuando era un bebé en México. Frustrados por la calidad de la atención y las opciones de tratamiento que encontraron allí, los padres de Kika buscaron alternativas fuera de su país. En un hospital tras otro, les dijeron que no se podía hacer nada más para ayudar a su hija, hasta que encontraron los Hospitales Shriners para Niños — Boston.
La atención que cambia la vida
Kika viajó por primera vez a Boston, Massachusetts, cuando tenía 6 años y regresó para recibir atención durante varios años. El curso de su tratamiento incluyó más de 20 rondas de cirugía plástica en su cara y nariz para deshacer los efectos negativos de procedimientos anteriores, corregir los problemas respiratorios y reducir las cicatrices.
“La atención que recibí en el Hospital Shriners de Boston fue la mejor que cualquier ser humano puede pedir”, afirmó Kika. “Cada detalle, su atención, su cariño, su hospitalidad y lo más importante es que controlaron mi dolor. Ni una sola vez sentí dolor o malestar”, añadió.
“Estoy especialmente agradecida con el Dr. Matthias Donelan, quien es y será siempre mi estrella de rock”.
Retribuir lo aprendido
Ahora, con 28 años, Kika ha completado recientemente su examen final y está oficialmente certificada como doctora en medicina.
Su sueño es convertirse en médica de urgencias y atribuye su experiencia en el Hospital Shriners de Boston como uno de los factores más significativos detrás de su decisión.
“Toda mi vida he estado entrando y saliendo del hospital. Desde pequeña siempre me pregunté cómo los médicos lograban saber tanto y ayudar a tantos niños. Así que decidí que mi sueño era ser como ellos”, afirmó. “Con cada paciente que conozca, siempre me acordar de los Hospitales Shriners”.