Brock McConkey, gerente de prótesis y ortopedia de Shriners Children’s New England, siempre ha mostrado interés por fabricar y crear. Cuando empezó, nunca imaginó que llegaría a desarrollar y crear dispositivos que cambiarían la vida de los niños. O que sus aventuras le permitieran, literalmente, darle la vuelta al mundo.
Preparado para el desafío
Mientras crecía en Vero Beach (Florida), McConkey disfrutaba trabajar en carpintería con su padre, construyendo legos y aprendiendo el arte del vidrio soplado. Después de terminar sus estudios de secundaria, una llamada inesperada del propietario de un laboratorio local de prótesis y ortopedia acabaría marcando su futuro. “No tenía ni idea de lo que eran las prótesis o la ortopedia, pero me pareció muy interesante”, afirmó.
McConkey trabajaba medio tiempo fabricando prótesis, pero su objetivo era trabajar con personas. “Un día, mi jefe me dijo que podía seguir quedándome en la parte de atrás construyendo cosas, pero que si quería atender pacientes tendría que estudiar”, afirmó. “Me di cuenta de que podía hacer este trabajo en cualquier parte del mundo, y me pareció muy bueno”.
Estudió en la California State University, Dominguez Hills, donde obtuvo una licenciatura en Ciencias de la Salud con especialización en prótesis y ortopedia.
McConkey conoció por primera vez de Shriners Children’s en California. Cuando era estudiante, visitó los centros de atención Shriners Children’s de Los Ángeles y Sacramento. “Me encantó Shriners Children’s”, recuerda. “Quería participar en los casos particulares y desafiantes que trataban”.
En 2003, cuando se abrió una vacante para técnico ortopédico/ortopeda en el centro de atención Shriners Children’s de Springfield, Massachusetts, McConkey aprovechó la oportunidad. “La descripción del cargo incluía viajar a clínicas internacionales cuatro veces al año”, afirmó. “Vi eso y supe que era el trabajo perfecto para mí”. Realizó la entrevista en California y, aunque ni siquiera había ido a Springfield ni pasado tiempo en el noreste, aceptó la oferta y se trasladó al otro lado del país.
Pasión por el cambio global
Pronto, McConkey viajó a clínicas ambulatorias en Puerto Rico, República Dominicana, Santo Thomas, Santa Cruz y Chipre. «Fue muy emocionante establecer vínculos con los pacientes y conocer su cultura”, recordó McConkey. “Me ofrecí para ir a todos los viajes que pudiera”.
Su pasión por el trabajo de divulgación ha llevado a McConkey a vivir muchas aventuras emocionantes. En 2010, se ofreció como voluntario para ayudar a un grupo de adultos que habían sufrido amputaciones al escalar el monte Kilimanjaro. En 2022, McConkey viajó a Kenia y Etiopía representando a una organización que tiene como misión mejorar la vida de los niños que han perdido sus extremidades. Tiene previsto realizar otros tres viajes de este tipo este año. También viaja con Shriners Children’s para participar en actividades de divulgación, incluyendo una clínica de reciente fundación en Chipre.
Su carácter apacible y su amplia experiencia le ayudan a resolver asuntos complejos cuando los recursos son limitados. “Todos los viajes son igual de gratificantes. Es divertido intentar superar los desafíos que surgen y seguir fabricando prótesis para los niños”, afirmó. “Les enseñamos que pueden hacer todo lo que se propongan y los vemos entablar amistades duraderas con niños que son como ellos”.
A lo largo de varios años como profesional en Shriners Children’s New England, McConkey ha ayudado a innumerables pacientes a alcanzar sus objetivos y lograr cosas que nunca creyeron posibles. Independientemente de que esté colocándole a un niño su primera prótesis o diseñando un accesorio personalizado para ayudarlo a participar en un deporte o tocar un instrumento, McConkey forma lazos especiales con los pacientes y familiares que a menudo perduran aún después de recibir su atención médica en Shriners Children’s.
Utilizar sus habilidades para ayudar a niños de todo el mundo mantiene a McConkey comprometido, lleno de energía y en constante crecimiento como profesional. “La divulgación me motiva y me mantiene en pie”, afirma. “Sigo aprendiendo, 27 años después, de cada viaje de divulgación y cada día en el trabajo. “Cada vez que logras que un niño camine y corra, es algo que nunca se olvida”.